Nuestro recorrido empieza por Paraguay,
el primer día de la primavera del 2012. Entramos por Ciudad del
Este, ciudad joven invadida de un mercado comercial muy agresivo,
principal puerto de lo barato en América, y también de lo trucho.
No por eso es lo único para ver y vivir. De la mano de nuestro amigo
Ariel, a quien conocimos por Couchsurfing, nos encontramos con una
ciudad con identidad atravesada. Al igual que las demás ciudades de
la triple frontera, uno puede creer que anda por Argentina o Brasil
cuando camina Ciudad del Este y habla con la gente. Es la
hidroeléctrica de Itaipú Binacional la que le da vida a esta
ciudad. Creada por la mano del hombre, y en un gran acierto de Brasil
y Paraguay, representa la hermandad de dos pueblos unidos por el rio.
Es Itaipú la que le da origen a esta ciudad hace apenas 55 años, y
no el mercado persa montado alrededor de ella. Debut y consagración
de los LatinoameriKangoos. Gracias Ciudad del Este y Ariel!
Con sed de naturaleza y paz, llegamos a
Colonia Independencia, mínimo pueblito rural ubicado a unos 150
calurosos km al Oeste de nuestro primer destino, a mitad de camino de
Asunción. En esta colonia de alemanes originalmente, el idioma
guaraní es el vocablo corriente, y campesinos y animales rurales
fueron nuestros compañeros por dos excelentes noches. Después de
caminos de tierra llegamos a un camping a la orilla de un simpático
rio. Camping, pesca menor, comida al fuego y relax, mucho relax,
aliado principal del viaje.
Nos montamos en el asfalto nuevamente
para llegar después de 180 kilómetros a Asunción, ruidosa capital
paraguaya. Allí nos esperaba Chalo, también amigo de Couchsurfing,
para hablarnos de la ciudad. Como toda capital colonial, abundan las
iglesias, museos y plazas. Como el viaje busca estar mas cerca de
otras cosas que simplemente recorrer la historia de los lugares,
quisimos recorrer las plazas por dentro, llegar hasta los lugares
menos visitados por el turista (no somos turistas, somos viajeros).
Notamos una ciudad con contrastes, como toda ciudad capital
latinoamericana, en donde los que menos tienen llegan desde afuera
para ocupar los cinturones por fuera de la ciudad. También se ve un
asentamiento a apenas dos cuadras del trazado turístico, algo que
llama la atención y es un desafío para los gobiernos locales.
Sentimos que nos falto tiempo y mas vida para llenarnos de Asunción,
pero fueron dos días y dos noches geniales.
Por recomendación de nuestro amigo
Chalo, seguimos viaje para Areguá, a 30 km al noreste de Asunción.
Al estilo la Villa Allende de Córdoba hace algunos años, es una
ciudad de fin de semana de muchos asuncenos, pero también lugar de
exilio de muchos tibios opositores de la dictadura stronista, pues ya
sabemos lo que pasaba con los que no eran tan tibios. Simpática
ciudad plagada de cultura y arte, nos albergo por tres noches durante
el fin de semana. Nos hicimos de abajo haciendo cosas como empanadas
para vender, con las cuales el éxito fue menor, y dormimos en la
plaza de los bomberos voluntarios, lindoo!! Los muchachos no tuvieron
problema en dejarnos estacionar nuestra viajera en la plaza, y en
prestarnos el baño cuando queríamos, incluso para ducharnos, lo
cual, creanme, se extraña! Próximo destino: Laguna Blanca, oasis
paraguayo.
muy bueno, lo bueno si breve dos veces bueno
ResponderEliminarQué buena descripción de esta aventura, chicos! Sigan contándonos cada lugar que visitan! Ahora, cómo es eso de las empanadas? Las hicieron ustedes? Besos!
ResponderEliminarLas hicimos nosotros Emi!! Vendimos 6 y nos comimos 30. Plop! Estuvo la actitud
ResponderEliminarJajaja! Oobvio, la próxima les va a ir mejor! Seguro!
ResponderEliminar:)