lunes, 3 de diciembre de 2012

Fin de nuestro paso por tierras Guaraníes


Nuestro éxodo de Laguna Blanca no fue fácil. Después de disfrutar de dos días de sol llegó la lluvia. Y con la lluvia llegó el miedo de quedar varados, ya que los 30 km de tierra que separan Laguna Blanca de Santa Rosa del Aguaray suelen empantanarse feo y los autos no pasan. Por suerte la lluvia solo duró 1 día y logramos hacer el recorrido sin mayores problemas, solo alguna que otra patinada.



Manejamos hasta Cerro Corá, un Parque Nacional a unos 50 km de la frontera con Brasil. Este es un parque con abundante flora y escenario de la caída del Mariscal Solano López durante la guerra contra la triple alianza, guerra que, sin dudas merece un capitulo aparte. La guerra contra la triple alianza cala muy hondo en el pueblo paraguayo. Por estos lados marca el fin de su época de oro, desde la cual no logran levantar cabeza. Es muy interesante escuchar lo que los paraguayos tienen para decir de la guerra y escuchar el otro lado. Volviendo a nuestra aventura, logramos acampar gratis cerca de la naturaleza y pasamos 2 días y 2 noches cargando baterías, lavando ropa, el auto, y preparando nuestras cabezas para un nuevo cambio: pronto dejaríamos Paraguay. 

 

Felices de haber visto este país lleno de gente excelente, con muy buena predisposición, y abierta con nosotros, manejamos hasta la frontera. Reinaban los nervios, porque sabíamos que empezaba una dura: algo tan simple como la comunicación iba a ponerse mas difícil, pues empezábamos a descubrir el universo de Brasil. El cruce Pedro Juan Caballero (Paraguay) - Ponta Porá (Brasil) no existe como tal. Es un frontera seca en la que una calle divide los dos países, y uno solo descubre que está en Brasil cuando lee los carteles en la calle. Así, empezamos a buscar los lugares en donde sellar nuestra salida de Paraguay y nuestra entrada a Brasil. La salida de Paraguay fue fácil pero la búsqueda de la Policía Federal brasileña para la entrada llevó una estresada hora. Lo peor fue que cuando la encontramos, un funcionario con cara de absolutamente nada, le puso tan poca onda que nos marcó un plazo máximo de 15 días en Brasil. Por más de que sabíamos que no podíamos atravesar el país más grande de América del Sur en 15 días, la dejamos que fluyera y nos dijimos tramitar una extensión de estadía en una Federal más amigable (trámite que aprenderíamos después no sería tan simple). Así, dejamos atrás Paraguay, pueblo que nos albergó por dos intensas y vibrantes semanas. 


1 comentario:

  1. Lo mejor de lo mejor Primos! estoy seguro que a esta altura ya hablan Portugués como si hubiesen crecido en la cuna de al lado de la del Coco :) Abrazon!

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